POR EL CONDE DE MONTECRISTO
”Me dijo que durante muchos años, en cada aniversario de su boda se acordaba de aquel joven de Mérida que burló la seguridad y logró colarse en la fiesta tomarse una fotografía con él. Vaya que la seguridad era enorme, pero le llamó la atención aquel muchacho pelirrojo y pecoso y nunca se le olvidó. Y bueno, yo le dije que esa duda se la resolvería a la brevedad posible. Así era el Toro Valenzuela de fijado”.
Así podría iniciar la historia que llevó a Baltasar Gallardo Guerrero, uno de los agentes de beisbol más reconocidos en todas las ligas profesionales de México, República Dominicana, Venezuela, Puerto Rico y Cuba, entre otros países, a localizar al yucateco Roger Menéndez Hernández, quien, a sus 15 años, logró colarse a la fiesta nupcial de Fernando Valenzuela luego de su enlace religioso en María Inmaculada, a fines de diciembre de 1981.
El misterio fue resuelto en agosto de 2018, cuando el agente y colaborador del Salón de la Fama del Béisbol Mexicano logró contactar a Menéndez Hernández para que le relatara al “Toro” Valenzuela y de manera personal cómo fue que se había colado a su boda. Una vez conectados, se realizó la memorable llamada, 37 años después del suceso. Según Roger, fue en los siguientes términos:
”Bueno, todos los adolescentes tienen ídolos, y la ’Fernandomanía’ estaba en su apogeo.
Cuando nos enteramos que se iba a casar en Mérida, pues acudí con uno de los choferes que estaban estacionados en San Juanistas. Uno de éstos logró darme el dato del sitio del festejo. Resultó ser en el hotel ’Príncipe Maya’ —fundado por los hermanos Enrique y Gastón Cantarell— que estaba ubicado frente al Aeropuerto de Mérida, pues ’El Toro’ tenía compromisos y convenía un hotel cercano para su traslado. Tomé nota y me fui para allá”.
Menéndez Hernández relata que se dirigió a la discoteca “El Makech Púrpura”, ubicada en el mismo hotel, y justo cuando descendían de sus vehículos los arzobispos de Yucatán y de Sonora, Mons. Manuel Castro Ruiz y Carlos Quintero Arceo, respectivamente; se acercó para saludar con natural familiaridad a monseñor Castro Ruiz.
”Y bueno, me salió tan bien la actuación que enseguida me ubiqué detrás de sus comitivas con aire solemne; seguramente pensaban que yo era algún acompañante de los prelados, o uno de sus monaguillos”, recuerda.
”Todos estaban vestidos de etiqueta y yo no, así que me metí al baño a pensar qué haría para conseguir mi objetivo. En eso, veo a Fernando Valenzuela solito en la barra y jalando de la manga a un fotógrafo —no recuerdo si fue don Isidro Avila—, le dije: ’Sígueme, que me vas a vender cara esta foto’”.
Así como fue que le pedí una fotografía y regresé a mi casa con la mayor de las victorias jamás imaginadas.
La conclusión del relato de Menéndez Hernández hace seis años cerró con el envío, ese mismo día, de una pelota de beisbol autografiada por Fernando Valenzuela hasta la casa de Roger, uno de los actos más frecuentes del “Toro” hacia sus admiradores, todo ello bajo la gestión de Baltasar Gallardo, quien estaba junto al célebre pítcher en el momento mismo de la firma y que logró que el beisbolista y su fan de hace cuatro décadas retrocedieran juntos un cassette inolvidable.
La “Fernandomanía” y el enlace en Mérida impactó a más integrantes de la familia Menéndez en Yucatán, pues 24 horas antes de la boda, Mons. Castro Ruiz había advertido a los novios que no podrían contraer matrimonio religioso si antes no tomaban sus pláticas prematrimoniales, salvo si dichas pláticas fueran tomadas por conducto de don Jorge Muñoz Rubio e Iselda Menéndez Castro, padres de Javier y Jorge Muñoz Menéndez (+); bisnietos del fundador de Diario de Yucatán, don Carlos R. Menéndez González.
Así relató Javier Muñoz en sus redes sociales la condición que expresó Mons. Castro Ruiz a los novios el arquitecto Muñoz Menéndez: “Los únicos que pueden dárselas en un día son el doctor Bonch Muñoz y doña Moza… ¡Esos eran mis papás!... Acababa de ganarle la serie mundial a los Yankees y también de ganar el Cyoung.”.
El ciclo de recuerdos con el Toro Valenzuela se extendió hasta otro integrante de la familia que junto al pítcher sonorense, comparte un sitio en el Salón de la Fama del Béisbol Mexicano: se trata de una fotografía compartida por el promotor deportivo e ilustra el momento en el que el ingeniero Jorge Carlos Menéndez Torre posa junto a Valenzuela y Aurelio Rodríguez poco antes de iniciar la Serie Mundial de 1981, en el Yankee Stadium de Nueva York.
El legendario cronista deportivo “George Squeeze Play” —fallecido en el 9 de junio de 2013— fue quizá, uno de los pocos yucatecos que atestiguaron en aquel 23 de octubre de 1981, como el “El Toro” subió a la loma de los disparos de Dodger Stadium ante 56 mil 236 aficionados, con la serie en contra 0-2, para lanzar lo que a la postre fue su única aparición en una Serie Mundial, pues en 1988 no lanzó en la postemporada tras pasar prácticamente los últimos dos meses del rol regular en lista de lesionados.
En la vida hay eventos que los psicólogos llaman “momentos somáticos”, es decir, eventos que dejan una huella indeleble en la memoria, como sucedió con los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York.
Tras el fallecimiento de Valenzuela, la “Fernandomanía” en Yucatán ocasionó que numerosos yucatecos mayores de 50 años recuerden en numerosos grupos de Whatsapp lo que estaban haciendo exactamente hace 43 años: Andrew Molina, por ejemplo, cita en el chat de su generación que esa semana fue el bautizo de su hermanita Arlene y, además de los detalles del partido, recuerda la música que estaba de moda: Cristopher Cross con la canción “Best That You Can Do”, que ponía de moda la ciudad de Nueva York. La pieza fue hecha para la película “Arthur”, protagonizada por Dudley Moore y Liza Minnelli. La canción ganó el Óscar en 1981.
En el sur de Mérida, Edgar Canul May, uno de los promotores de la Liga Fernando Valenzuela en Mérida, recordó que en la inauguración oficial de la unidad deportiva, el 13 de enero de 1987; el “Toro” autografió 20 cajas de pelotas: la administración municipal de Herbé Rodríguez Abraham (+) construyó 6 campos de terracería, no tenían pasto, con unas gradas pequeñas y, aprovechando la estadía, del “Toro” Valenzuela en Mérida, adelantaron la inauguración de la unidad deportiva, a la par del torneo infantil que se puso en marcha…
Y la lista de los momentos somáticos sigue y sigue. ¿Cuál es el tuyo?