A pocos días de que concluya la campaña por la presidencia en Estados Unidos, ya se puede asegurar que ésta pasará a la historia como un recuento de episodios surrealistas: desde los lapsus seniles de Joe Biden al “providencial” atentado contra Donald Trump. En la cadena de estos eslabones esperpénticos destaca la irrupción del magnate Elon Musk, quien puso en bandeja de plata al candidato republicano toda su parafernalia futurista, así como la metralla de insultos que se dispararon desde las respectivas trincheras: a Kamala Harris, Donald Trump la llamó estúpida; a Trump, Harris lo tachó de nazi. A Puerto Rico, ”una isla de basura”. Un ejercicio que se supone democrático se convirtió en una caricatura, en donde se le dio mayor énfasis a la forma que al fondo. Tan es así, que a pesar del intenso bombardeo mediático aún no hay nada escrito: cualquiera de los dos puede ganar. Trump se subió este a un camión de la basura que llevaba rotulado el logo de su campaña y en él se dirigió al mitin de Green Bay. “¿Les gusta mi camión de basura? Es en honor a Kamala y Biden”, dijo. Biden arruinó el martes el mensaje de unidad que lanzó Harris en su mitin de Washington al tratar de contestar al insulto a Puerto Rico del mitin de Trump. En este cierre, Harris y Trump emprenden una gira maratoniana por los Estados decisivos; los candidatos dan hasta tres mítines diarios.