Los baches del bienestar

Los baches del bienestar

16/01/2025

El gobierno de Joaquín Díaz Mena, que acaba de cumplir 100 días al frente del estado, enfrenta duras críticas por su falta de proyectos propios y un aparente vacío de rumbo. Hasta ahora, la administración estatal se ha limitado a implementar adecuaciones a planes previos y a aterrizar programas federales, lo que ha generado una creciente percepción de estancamiento entre la ciudadanía.



En este contexto, el gobernador ha centrado su atención en Mérida, la capital del estado, donde ha buscado proyectarse a través de trabajos relacionados con servicios públicos, como pavimentación de calles, reparación de baches y otras acciones menores. Sin embargo, estas tareas corresponden, en su mayoría, a la jurisdicción de la alcaldía de Mérida, encabezada por Cecilia Patrón Laviada.
La estrategia de Díaz Mena parece buscar “jalar” parte del reconocimiento que ha ganado Patrón Laviada gracias a su desempeño visible y efectivo en la capital. Bajo su gestión, la alcaldía ha sido reconocida por una administración eficiente, particularmente en lo que respecta a la mejora de servicios públicos, un rubro siempre sensible para los ciudadanos. Esto ha contribuido a consolidar su imagen como una líder cercana y capaz.
Sin embargo, los intentos del gobernador de vincularse a estos trabajos no han pasado desapercibidos para los meridanos, quienes identifican claramente qué acciones corresponden a cada nivel de gobierno. La ciudadanía percibe que Díaz Mena, en lugar de presentar una visión clara y proyectos innovadores para Yucatán, se ha limitado a buscar protagonismo en tareas ajenas a su competencia.
Esta situación evidencia un vacío de liderazgo en el gobierno estatal, que hasta ahora no ha logrado presentar proyectos emblemáticos que marquen un antes y un después en la gestión pública del estado. Mientras Díaz Mena se enfoca en competir indirectamente con la alcaldía de Mérida, otros municipios y zonas del estado enfrentan retos significativos que requieren atención urgente, desde infraestructura básica hasta programas de desarrollo económico.
Cien días son un periodo breve para evaluar un gobierno, pero suficientes para identificar un patrón de gestión. En el caso de Díaz Mena, lo que se observa es una falta de visión y estrategia, un intento de capitalizar logros ajenos, y una desconexión con las verdaderas necesidades del estado.
El reto para el gobernador será demostrar que su administración tiene algo más que ofrecer que la réplica de iniciativas pasadas o el protagonismo en tareas municipales. La ciudadanía de Yucatán espera un gobierno que articule políticas públicas innovadoras y de largo alcance, que atienda las necesidades de todo el estado y que no dependa del éxito ajeno para legitimar su gestión. Si no lo hace, el riesgo es claro: pasar a la historia como un gobierno sin identidad ni impacto real en el desarrollo de Yucatán.